Notas de salida: Lila, Jazmín, Gardenia, Ylang-ylang, Iris
Notas de corazón: Nardos, Clavel
Notas de fondo: Bálsamo de Tolù, Almizcles
La undécima fragancia de Filippo Sorcinelli alaba la carrera hacia la libertad. La chispa emocional inicial de este nuevo proyecto sigue siendo el pentagrama, como lo demuestra la decoración del frasco: es la música que conmueve, que desciende como lágrimas para generar el deseo de libertad: el aria de Rinaldo "Lascia ch'io pianga" de Haendel.
En realidad, es solo la génesis, ya que el proyecto evoluciona, abriendo un camino mucho más articulado: el concepto de la conquista de un don preciado que todo ser humano posee y que hoy más que nunca se convierte en un valor fundamental. Filippo Sorcinelli quiere narrar su viaje humano y artístico a través de la difícil conquista de este "absoluto", lejos de múltiples esclavitudes: modas, publicidad, preconcepciones. Nos damos cuenta de lo importante que es la libertad solo cuando ella misma falla. Y es a través de las experiencias de cada uno que se supera el límite de los prejuicios para correr por un camino recto en una extensión simbólicamente verde, indicada por una luna que acompaña y baña nuestros rostros con una luz cálida y envolvente.
La libertad, voz dolorosa, no significa, sin embargo, hacer siempre lo que uno quiere, arbitrariamente, pues siempre debe estar en armonía con los derechos y valores.
Es ese canto nuevo que también nos hace conscientes de los límites, es ese suspiro que se aleja del aliento y desata las marañas de nuestras incertidumbres para indicar definitivamente nuestra vocación.